lunes, julio 25, 2005

Luna

Se escondió bajo los brazos del placer, donde el día ya no era necesario para poder ver. Era suficiente el reflejo de la luz de la solitaria Luna. La llama de sus ojos se apagó consumiéndose en una oscuridad serena, donde sólo el silencio tiene permiso para hablar, controlar el vacio con palabras muertas... revivirlo.
La belleza de la Luna lo invitaba a sumergirse en ese mar estrellado. Dudaba de lo que queria... Permanecer donde estaba sería muy arriesgado pues se perdería una vez más en el aburrido circulo vicioso de lo aparente; unirse a ella le daba la oportunidad de ser libre... y lo sabía.
Sintió cómo su luz gris le besaba la cara, le permitia caer en el unico abismo que conocía... el dolor. Se esforzaba en mantenerse en equilibrio sobre ese fino hilo que separaba los dos mundos: placer y dolor. Ese último empujón imprescindible para desaparecer fue ella quien se lo dio...
Extendió sus brazos como si fuera a abrazar el negro de la noche... su ser se elevaba lentamente hacia el afónico sepulcro... Era como si le pusiesen la piedra de su tumba que lo separa del exterior para la eternidad... se estaba enterrando a si mismo, y era consciente de ello.
Los latidos de su corazón se fueron alejando poco a poco, como si escaparan de una vida indeseada... Su última inhalación estaba cada vez más cerca... Solo la energía que escultaba su alma aceleraba su ritmo... Todo enmudeció...
Despertó desnudo en medio de un desierto de tierra donde el horizonte era un desconocido... La luz del Sol imperante le obligó a parpadear. El daño que le produjo ver que la fusión con su amor fue obstaculizada ocultaba el miedo a estar perdido...

1 Comments:

Blogger (...) said...

Hermoso...digno de esas dos inspiraciones...

julio 25, 2005 11:28 p. m.  

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