Visita al cementerio
El calor ralentizaba los movimientos, y alimentaba los olores putrefactos que intentaban escapar del suelo. Más bien los torturaba haciendo arder su cuna... Los rayos de luz disfrazaban de fantasmas a los mendigos que se tambaleaban como zombis en busca de algo que rozase sus labios. Salió del coche y se dirigió hacia donde le indicaron cuatro hombres que parecían saberse el laberinto de memoria... que quizá vieron la luz allí, justo donde otros se despiden de ella. Uno de ellos llevaba un paraguas descuartizado, para evitar que los rayos vuelvan a mostrarle un mundo que no quiere... que incluso odia, pero que necesita.
Se sentaron en el borde de varias tumbas y oscurecieron el ambiente con cantos religiosos que paralizaban el tiempo... Su mente reposó sobre las mismas sabanas que lo cubrían el día que nació... Saturadas de inocencia, abrazaban futuras cenizas, mientras le mostraban la frescura de la muerte, la claridad de la vida. Se dio cuenta de que sus lágrimas estaban saladas... y creyó ser eterno, que ya formaba parte del océano... creyó estar muerto.
Los recuerdos bailaban entre aquellas sábanas, como un comodín para su angustia... Intentaba encerrarse en ellos para no ver la realidad, exiliarse en su imaginación. Pero el Sol volvió a azotarle, mostrándole lo que realmente era... nada más que partículas en suspensión que cada vez estaban más cerca del suelo...
La asesina gravedad desmentia las alas en los cuerpos de aquellos que intentaban ser libres.
Vio en la mirada de los demás cómo ellos también se rendían, aceptaban las agujas que tenían clavadas en sus espaldas... Justo cuando los cantos cesaron, las nubes dominaron el cielo, ofreciendo un lamento por parte del cielo, que también se unía a la ceremonia, mojando las ya evaporadas almas de los presentes...
Solo somos partículas en suspensión que se van acercando al suelo... hasta enterrarse.
Se sentaron en el borde de varias tumbas y oscurecieron el ambiente con cantos religiosos que paralizaban el tiempo... Su mente reposó sobre las mismas sabanas que lo cubrían el día que nació... Saturadas de inocencia, abrazaban futuras cenizas, mientras le mostraban la frescura de la muerte, la claridad de la vida. Se dio cuenta de que sus lágrimas estaban saladas... y creyó ser eterno, que ya formaba parte del océano... creyó estar muerto.
Los recuerdos bailaban entre aquellas sábanas, como un comodín para su angustia... Intentaba encerrarse en ellos para no ver la realidad, exiliarse en su imaginación. Pero el Sol volvió a azotarle, mostrándole lo que realmente era... nada más que partículas en suspensión que cada vez estaban más cerca del suelo...
La asesina gravedad desmentia las alas en los cuerpos de aquellos que intentaban ser libres.
Vio en la mirada de los demás cómo ellos también se rendían, aceptaban las agujas que tenían clavadas en sus espaldas... Justo cuando los cantos cesaron, las nubes dominaron el cielo, ofreciendo un lamento por parte del cielo, que también se unía a la ceremonia, mojando las ya evaporadas almas de los presentes...
Solo somos partículas en suspensión que se van acercando al suelo... hasta enterrarse.